lunes, 4 de noviembre de 2013

Ocurro del pre final



tengo un hilo atado desde hace muchos años
un hilo en el dedo chiquito del pie,
que sube por los gemelos, atrás de la rodilla
me ata las dos piernas, me cierra el género.
Envuelve la cintura, sostiene el cuerpo partido
entre el recuerdo y lo que pienso. 

Me envuelve el seno izquierdo,
no se atreve en el corazón, no se atreve.
Ata mi mano izquierda a mi omóplato derecho,
me deja vencida, anudada, me sigue por el cuello.

Una última compasión, no me estruja,
me deja respirar apenas, entonces todo se nubla
todo lo que fue antes y deja paso a lo que no se.

Y que suerte, porque puedo dejar las flores
en la falda de un cerro, ni llorar por el camino
y regresar por lo andado para ver
que ya hay naranjos en el árbol y recién amanece
y es todo rosa joven y amarillos sanguíneos.

Aún asi, hay una sangre corrida en un dedo chiquito
me recuerda lo apretado que está el hilo,
me pide que afloje, y no quiero,
ya falta poquito, le digo...